EL PSOE cree que el PGOU inicial de la capital «no define un modelo de ciudad» y se limita a «una sucesión de operaciones urbanísticas»
Para el grupo socialista en el Ayuntamiento de Teruel el documento de aprobación inicial del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) no define “un modelo de ciudad” y se limita a ser “una sucesión de operaciones urbanísticas” sin “coherencia o hilo conductor”. Así, han asegurado que se limita al eslogan “ciudad compacta” sin reflexionar “en profundidad” sobre cuestiones fundamentales como el mercado de la vivienda u olvidándose de “espacios de futuro” como los alrededores del nuevo hospital y los usos del actual edificio.
Además, han denunciado una concepción del suelo “extremadamente restrictiva” que “va a condicionar las oportunidades de desarrollo de la ciudad”, han alertado sobre la utilización de ciertos instrumentos urbanísticos y sobre si sus consecuencias “responden al interés general” y reprochado la falta de voluntad de consenso. “El equipo de gobierno ha tenido 7 años para hacer su trabajo y a nosotros nos han dado 25 días para hacer el nuestro”, han dicho.
Sólo el PSOE votó en contra del dictamen de este documento en la Comisión de Urbanismo de la semana pasada, por lo que han señalado que es “más que previsible” su aprobación en el pleno del próximo lunes. Después de tres intentos recientes de modificar el plan vigente de 1985, en esta ocasión se ha realizado a través de una oficina creada para esta misión hace siete años y con un presupuesto de 3,3 millones de euros, en torno a medio millón de euros al año desde 2018.
El portavoz de los socialistas en el Ayuntamiento, José Guillén, ha señalado que el plan debería definir “como queremos o aspiramos vivir en esta ciudad” y “cuáles son los criterios por los que Teruel se diferencia de otras ciudades” y ha acusado al equipo de gobierno del PP de reducirlo a una mera cuestión de “edificabilidad” que, además, “va a reducir muchísimo la oferta de suelo”.
“Para nosotros un PGOU tiene que conseguir cuatro cosas fundamentales: hacer un diagnóstico de la ciudad, de su presente, para a partir de ahí analizar la forma en la que vivimos, como interactuamos con la ciudad, diseñar cómo aspiramos a vivir, teniendo en cuenta nuestras prioridades como sociedad, y elegir las políticas y los instrumentos a poner en marcha para conseguirlo”, ha explicado Guillén antes de afirmar que en el proyecto presentado por el gobierno de la ciudad “este planteamiento integral brilla por su ausencia”.
De esta forma, ha relacionado el lema de la “ciudad compacta”, utilizado “continuamente” por el PP, con una simple cuestión de “rellenar los huecos que hay”. “Este es el verdadero hilo conductor: rellenar los espacios que hay sin urbanizar sin entrar a valorar por qué están sin urbanizar. Se edifica en barrancos, en zonas poco aptas de ser urbanizadas…”, ha apuntado el concejal frente a otros espacios donde, ha dicho, “es más fácil construir” y “se podría crear otra tipología de vivienda con espacios abiertos y una edificabilidad más contenida”.
Guillén también ha destacado que, con este planteamiento, la oferta de suelo “va a estar muy restringida a unos espacios muy concretos que, consideramos, no sólo no son los más aptos, sino que no ofrecen diversidad: la gran mayoría tiene los mismos condicionantes”. Y es que, ha asegurado, este plan se va a pagar a través del suelo, de la vivienda, pues se basa únicamente en las operaciones urbanísticas.
“Cuestiones como trasladar actividades industriales, por ejemplo en la zona de San Julián, en el entorno de los tanatorios, construir y que haya una plusvalía con la que todo el mundo gane, lo tiene que soportar el suelo. Es decir, entendemos que quien compre la vivienda”, ha indicado el portavoz socialista antes de señalar que debe haber “un equilibrio entre las cargas y las ventajas en las operaciones urbanísticas y la concepción literal de lo que es la “ciudad compacta” va a repercutir en el comprador y no va a contribuir a abaratar la vivienda”.
Los concejales socialistas han defendido el modelo de “ciudad compacta” porque “no hay otro modelo posible”, pero han apostado por “un equilibrio” y considerar al suelo “como un bien que tiene que ser usado de forma coherente y cabal para generar desarrollo, como cualquier otro bien económico”. En este sentido, creen que el documento inicial del PGOU considera al suelo “como algo sagrado” y provoca un desequilibrio respecto a las zonas de fácil expansión. “Un bien que no se puede usar, es una carga”, ha dicho Guillén asegurando que es necesario disponer suelo “apetecible para construir que no repercuta mucho en el precio de la vivienda”